sábado, 31 de marzo de 2012

Atrapando ilusiones


Cada persona tiene una cajita llena de ilusiones, una caja que cada uno llena con sueños que cumplir y deseos que realizar. En un principio se llena de juguetes que conseguir, halagos que escuchar y juegos que probar. Cuando eres adolescente se va llenando de amistades que ganar, objetos que conseguir. Pero ¿Qué pasa cuando llega el momento en el que ves tu futuro y lo ves incierto? Esa caja de ilusiones se hace cada vez más grande, a veces incluso tanto que roza la avaricia. Deseos de querer ser algo en la vida, de poder estudiar lo que te gusta, sueñas con tener una casa, un coche, ¿y qué más? ¿Solo se va a regir a lo material? Dónde quedaron esas ilusiones de niños, esas que tanto nos hacían felices y que no tenían casi insignificancia. Dónde queda el deseo de tener siempre a tu familia, deseos de hacer feliz a alguien, de poder decir tengo ahí a las personas que quiero, de poder gritar que tienes a una persona a tu lado que siempre estará pase lo que pase… que pasó con todo eso.

Os animo a pensar que ilusiones son las que llenan vuestra caja, pero no las materiales, sino las que todos tenemos dentro, y que si las tuviéramos creo que daría igual todo lo material… y ¿Por qué no? Al lado de las ilusiones podéis agarrar de la mano a los miedos, miedos a no conseguir esas ilusiones o tan solo miedo a no poder compartir esas ilusiones con las personas que quieres o más fácil aún a no poder compartirlas con nadie. Porque aunque no lo parezca esas ilusiones siempre llevan consigo unos “amigos” que no los dejan solos, el miedo, la incertidumbre, la desesperación, la avaricia o incluso con la desilusión. Hay que experimentarlas todas, no dejéis ninguna atrás porque aunque las sensaciones no sean agradables siempre y las ilusiones no siempre se cumplan… son sólo eso ILUSIONES.

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